lunes, 12 de diciembre de 2016

UN REGALO PRENAVIDEÑO

La vida a veces te tiene preparadas gratas sorpresas y a mi este sábado me tenía preparada una que tiene mucho que ver con nosotros y con los que damos cada día. 

Estamos en fechas navideñas y son propias las cenas y comilonas. Hasta aquí todo normal. Yo tenía una de esas cenas y sin más predisposición qué la incertidumbre de cuál sería el menú allí fui.

El lugar donde iba a cenar es un tanto original e innovador. No sabes lo que vas a cenar ni tampoco quienes serán algunas de las personas con las que vas a compartir la mesa y menú. Para nada podía yo pensar lo que me esperaba entre aquellos platos.

Cuando llegó el momento de presentarnos: - hola, encantada, cómo te llamas, a qué te dedicas…  rápidamente las piezas empezaron a encajar y los ojos se empezaron a agrandar. La sorpresa fue mayúscula cuando entendí que tenía en mi mesa a 7 antiguas alumnas del Sagrado Corazón de hace unos cuantos años. Os podéis imaginar: - ¿Y sigue en el colegio….?, mi tutor preferido fue…, lo mejor fue el musical, me encantaba el día de Santa Magdalena Sofía, ese profesor era guapísimo, el arroz blanco era riquísimo…




Me hablaron de muchos de vosotros, de profesores que hoy estáis y de algunos que ya se jubilaron, de religiosas, de auxiliares, de las cocineras y debo decir que de todos con muchísimo cariño y respeto. Me hablaron de su paso por el Colegio y todas coincidían en algo muy importante: sentían que habían salido de allí con una gran calidad humana además de una buena formación académica.

Durante la velada yo descubrí a unas jóvenes alegres, humildes, cercanas y seguras. No las conocía de nada pero me sentí muy cercana a ellas y muy orgullosa al mirarlas de la labor que se ha realizado y se realiza cada día en el Colegio. Al mirarlas era inevitable veros a vosotros.

Creo que en unos tiempos como los actuales en los que la educación está puesta en entredicho muy habitualmente una evidencia así sirve para confiar y proteger gran parte de lo que somos y nos identifica.

Os contaré como anécdota, que se despidieron de mi cantando algunas de las canciones del  Colegio y del musical Esencia y Horizonte del que se sabían ¡todas!.

Esa noche el menú estuvo muy rico, pero lo mejor fue el cariño que me llevé entre plato y plato.

Un regalo así no podía dejar de compartirlo con vosotros.  Enhorabuena compañeros.

Sara Robles

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