jueves, 16 de noviembre de 2017

¡MÁS BRUJULEÍSTAS!

¡Hola de nuevo!

Aquí os dejamos los ganadores del concurso de brujuleístas de 2º y 3º ESO. ¡Que los disfrutéis!

LA NUEVA PORTERÍA (Ainhoa Tejedor y Lucía Doval).

¡La nueva portería va a tener un montón de cosas nuevas y por supuesto mejoradas! Hemos podido recibir esta información gracias a Enrique el encargado en estos momentos de la obra, que ha respondido amablemente nuestras preguntas para poder compartirla con vosotros.

Como ya todos sabéis la portería ha estado en obras desde vacaciones y a causa de algunas complicaciones no han podido terminarla todavía. Pero ahora sabemos algunas de las novedades que va a tener.
¡Mejoras de la tecnología! Así es, las pantallas de las cámaras ya no estarán en blanco y negro, sino que estarán en color, además va a ser mucho más accesible para los alumnos ¡y hasta va a tener una rampa para facilitar el acceso a las sillas de ruedas! Va a verse mucho más amplia y luminosa, también va a ser más cómoda para los alumnos que vallan allí a hacer cualquier otra cosa.

¡Estamos esperando con ansia los resultados de esta gran obra y seguro que vosotros también!

UNA HISTORIA SOBRE BULLING Y CÓMO SUPERARLO (Mercedes Álvarez-Campana).
 
Después de media hora sentada con la cabeza entre las rodillas, después una eternidad encerrada en mis propios pensamientos, después haberme tragado todas mis lágrimas se oye una voz en el pasillo.
−¿Marta? Marta, ¿eres tú?
No.
Se hace el silencio entre nosotras, hasta que ella vuelve a tomar la palabra.
Venga, sal de ahí, no puedes pasarte toda tu vida encerrada.
Sí que puedo.
Ella suelta un suspiro.
−No, no puedes, el instituto cierra a las cinco−Esbozo una pequeña sonrisa desde el otro lado de la puerta, aunque, en seguida se desvanece.− Venga, te estás comportando como una cría. Sal de una vez.
−No voy a salir, así que ya te puedes ir si quieres.
−No me voy a ir. Esperaré aquí hasta que salgas. Si hace falta, incluso me saltaré las clases.
De nuevo, se vuelve a hacer el silencio. En el fondo sé que tiene razón; no puedo esconderme aquí para siempre. Aunque siento que me voy a arrepentir al instante, quito el pestillo de la puerta y salgo de la pequeña cabina. Allí en frente está ella, mirándome con cierta expresión de pena. Por eso no quería salir del baño: no me gusta que la gente sienta pena de mí. Observa durante unos segundos mis ojos hinchados y mi expresión deprimida. Ninguna de las dos habla. No es necesario, las dos sabemos lo que ha pasado, pero ninguna queremos comentarlo.
−Ven aquí.−dice acercándose para abrazarme− Todo va a ir bien, ¿Entendido?
No. Nada va a ir bien en los próximos días. Lo sé. Seguirán insultándome y riéndose de mí para el resto de mis días, y yo seguiré teniendo la horrible sensación de que nadie me quiere. Nadie menos Isa. Ella es la única que me entiende, la única que me ha defendido a pesar de saber que todo el mundo la insultará a ella también. La única que está de mi lado en esta estúpida guerra. Se separa de mí, y al ver que no contesto me coge de las manos.
−Mira, tengo una idea. Esta tarde tú te vienes a mi casa. Tengo algo que puede ayudarte.−Asiento y las dos sonreímos levemente. En ese momento suena el timbre, que anuncia el final del recreo.−Venga, vámonos de aquí.
Y sin decir ninguna otra palabra, las dos salimos del baño de las chicas.


Me paso la última hora de clase intentando ignorar las carcajadas, los insultos y las miradas de complejidad de mis compañeros, pero no funciona. Es increíble lo mal que se puede sentir una persona sin que le hagan daño físico. Cuento los minutos que quedan para salir del instituto, y la clase se me hace el doble de larga, pero, al final suena el deseado timbre. Meto mis cosas en la mochila a toda velocidad y salgo lo más rápido que puedo de clase. Busco a Isa por los pasillos y en cuanto la encuentro, tomamos el camino a su casa. El trayecto no es muy largo. Apenas diez minutos andando. No hablamos mucho hasta que llegamos a un pequeño chalet blanco. Entramos y para mi sorpresa, no hay nadie en casa. Isa me lleva a la cocina. ¿A la cocina? ¿Qué tiene que enseñarme en la cocina? Abre un armario y saca tres platos y un paño. No entiendo nada. ¿Va a invitarme a comer? Después deja los tres platos en la mesa. 

−A ver, Marta, te he traído aquí porque estoy harta. Harta de que te pases los recreos escondida en el baño. Harta de que te compadezcas de ti misma. Harta d verte sufrir y harta de que no hagas nada para evitarlo.
Le dedico una mirada de perplejidad. No sé a dónde quiere ir a parar con esto. En este momento coge un plato y me lo da.
−Tíralo al suelo−me dice.
−¿Cómo qué lo tire? ¿Quieres que rompa el plato?− Ella asiente− ¡Tu madre se pondrá histérica cuando se entere de que lo he roto!
−No se enterará. Además, eso no importa ahora, ¡Tú tíralo!

La miro fijamente, y al ver que no está bromeando, tiro el pato al suelo. Se oye un pequeño estruendo antes de que el plato se convierta en mil pedacitos. Isa sonríe. A continuación me da otro plato, y me pide que este no lo tire, así que me queda sujetando el plato con las manos. Por último tapa el tercer palto con un paño sobra la mesa.

−Bien−dice.−Ahora mira los tres platos. Observa el primero. El plato roto se corresponde con el pasado. Piensa en lo que ha ocurrido esta mañana, en como todos se han reído y te han insultado. –Cómo olvidarlo. No me hace mucha gracia el comentario, pero lo que dice a continuación me sorprende aún más.− Eso ya no tiene solución. El plato está roto, ya no puedo arreglarlo.
Miro los trozos que antes lo formaban y vuelvo a mirar a Isa. No doy crédito.
−Ahora mira el plato que está en la mesa, tapado por el paño−prosigue.−Este es el futuro. No lo podemos ver. No sabemos si el plato seguirá ahí cuando levante el paño. Y por último mira el que tienes en tus manos: El presente. En este momento tú estás sujetando el plato con tus manos. Sólo tú puedes evitar que caiga y se rompa. El presente está en tus manos, y debes aprovecharlo, porque, a lo mejor no vuelves a tenerlo en tus manos, a lo mejor no vuelves a tener una oportunidad. Es tu momento de cambiarlo todo. Tu momento para cambiar que todos se rían de ti. Tu momento para hacer que todos vean lo que vales.

Miro a mi amiga y una lágrima se me resbala por la mejilla. Dejo el plato en la mesa y voy corriendo a abrazarla. Y este abrazo es diferente. En este momento sé que todo va a ir bien. Sé que no importan los demás, no importa lo que me hayan hecho. Sé que puedo cambiar todo esto. Sé que ahora el plato está en mis manos, y sé que nunca más lo dejaré caer.

CONVIVENCIAS (Marta Bravo).


Por fín llego el día!¡Nos íbamos de convivencia!
La verdad es que iba nerviosa, ¿cómo serían los compañeros con los que iba a compartir este curso?, ¿les caería bien...?

En el autocar me senté con mis amigas de otros cursos.
Al llegar a Cercedilla escuchamos el pasaje de la Biblia sobre Marta y María y luego hicimos unos juegos para conocernos y tomar confianza con los demás.
Durante la comida fue cuando más nos conocimos compartiendo lo que habiamos llevado cada uno y echando unas risas. Igualmente pudimos conocer más a Robert, nuestro tutor.
A la vuelta había muy buen ambiente en el autocar y venía con la confianza de que el grupo en el que estoy va a resultar muy acogedor y recordaré buenos momentos cuando termine.
¡Me gustan las convivencias de principio de curso!👌😜






 

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